La cornisa catalana es una característica geográfica y arquitectónica distintiva que se encuentra en muchos edificios tradicionales de Cataluña, especialmente en el ámbito rural, en términos arquitectónicos, la «cornisa» se refiere a la parte sobresaliente superior de una fachada o muro que sirve para proteger la estructura de la lluvia al desviar el agua hacia el exterior.
En Cataluña, este elemento a menudo se construye en ladrillo o piedra y puede tener una gran variedad de formas, incluyendo diseños curvos o escalonados, en muchos casos, las cornisas catalanas se decoran con molduras o detalles ornamentales que añaden un valor estético a la funcionalidad de la estructura. Además, se integran con otros elementos arquitectónicos tradicionales de la región, como las cubiertas de tejas y los balcones de hierro forjado.
Históricamente, este tipo de cornisa era común en las masías catalanas, las antiguas casas rurales que se encuentran en el campo. Las cornisas en estos edificios no solo protegían la fachada sino que también contribuían a la ventilación del edificio, permitiendo que las corrientes de aire circularan mejor, la cornisa catalana es un detalle arquitectónico que combina estética y funcionalidad, muy característico de las construcciones tradicionales de Cataluña.